"Moderno de pueblo. Socialista. Ruralista. 'Sine agricultura, nihil'. Acabemos con los puentes de desmesurada altura". Así se presenta en su cuenta de Twitter Alejandro Jesús Calvo Rodríguez (Cangas del Narcea, 1974). Ingeniero técnico agrícola e ingeniero agrónomo, es el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial del Principado de Asturias, un territorio que ha pasado de perder unas doscientas explotaciones familiares anuales a un centenar.
¿Qué estiman que pueden ganar o perder los agricultores y ganaderos de Asturias con la nueva PAC que entra en vigor este enero?
Siempre que hay un cambio se genera incertidumbre, pero el trabajo que ha hecho el Gobierno de España, en colaboración con las comunidades autónomas, ha sido ejemplar. Conseguimos montar un puzle muy complicado. El trabajo conjunto de la cornisa nos ha permitido que, por primera vez, la singularidad de nuestras explotaciones familiares esté recogida. Dispondremos de 600 millones de cofinanciación para Asturias. Y la condicionalidad reforzada que se veía como una amenaza, los ecorregímenes, hemos conseguido que sea sobre factores de competitividad, como el pastoreo, la producción de forrajes o la integración de explotaciones con la biodiversidad.
El Parlamento Europeo acaba de aprobar una resolución en la que pide a la CE un cambio en el estatus de estricta protección del lobo o del oso, para salvaguardar el ganado extensivo. ¿Cuál es la posición de su Consejería?
Nuestra posición es contraria al actual estatus de protección del lobo y, de manera coordinada con las otras tres comunidades autónomas que tenemos el 95 % de los lobos de España, hemos recurrido ante la Audiencia Nacional la catalogación y estamosaportando datos y conocimiento para justificar que aquí no está en peligro de extinción y que tenemos que poder gestionarlo. Hay que hacerlo de manera que se conozca y se comprenda por el conjunto de la sociedad que la prioridad absoluta tiene que ser poder apoyar a los ganaderos, porque si no, se ponen en riesgo actividades de ganadería extensiva. Se ha conseguido una llamada de atención del Parlamento Europeo. No es ir contra la biodiversidad, sino dar valor a la ganadería, saber que hay una amenaza para el medio rural con efectos directos perjudiciales para este y para la biodiversidad. Ahora el debate está en el ámbito jurídico y vamos a poner todo nuestro esfuerzo para ganar esa batalla.
Asturias pierde cada año unas 200 explotaciones familiares. ¿Cómo se aborda?
Esta situación lleva décadas produciéndose, pero en el último año estamos más bien en el entorno de las 100 explotaciones, que son las que no tienen relevo. Hay un envejecimiento muy importante en el medio rural, lo hay en la ganadería y, por tanto, hay dos factores de cierre: uno que tiene que ver con ese envejecimiento y la falta de relevo generacional que es preocupante, pero también que no haya nuevas incorporaciones, sobre lo que también tenemos que actuar. Hemos puesto nuestros esfuerzos y recursos en que las explotaciones tengan una ayuda fuerte para favorecer ese relevo. Aumentamos la ayuda a la incorporación hasta los 70.000 euros en determinadas situaciones y mejoramos las condiciones para que cada explotación pueda acceder a planes de mejora. Ahora hay dificultades derivadas del incremento de costes, una situación que perjudica a la rentabilidad, pero entendemos que el suelo de las ayudas de la PAC, más las ayudas directas a la mejora de las explotaciones y el fomento de ese relevo generacional es lo que podemos hacer. Y también que los ganaderos sientan que son importantes en la sociedad, que se sientan orgullosos, que la profesión esté prestigiada.
Cuando llegó a la Consejería se planteaba como reto alejar la visión pesimista del campo. ¿Piensa que lo ha logrado?
Nos lo han puesto complicado en esta legislatura, con una pandemia y una crisis de costes derivada de la invasión de Ucrania. Hay distintas percepciones, algunos profesionales han apostado por la innovación y el valor añadido. Los números globales del sector agroalimentario siguen creciendo a pesar de la crisis y ese es el mejor mensaje. Si hay rentabilidad, si hay buenas condiciones de trabajo, eso lleva al optimismo. En el sector agroalimentario, a pesar de todo, tenemos razones para seguir creyendo en que es un sector de futuro y que mucha gente que está trabajando confía en sus posibilidades. A veces nos encontramos la paradoja de que la gente en su situación personal es más positiva que en la visión colectiva. Y eso seguramente tiene más que ver con una depresión sociológica del medio rural que lleva décadas y que va a costar revertir. Creo que hemos iniciado un punto de inflexión, pero que hay mucho trabajo por delante para que la gente del medio rural recupere el optimismo.
La producción ecológica gana enteros con el Pacto Verde Europeo y su la estrategia 'De la granja a la mesa'. ¿Llegarán en Asturias a ese 25 % que quiere Bruselas en el 2030?
Ese es el objetivo. Pero nuestra comunidad es muy particular, porque sigue siendo fundamentalmente ganadera y nuestro estándar de ecológico está más desarrollado en nuestros productos de agricultura. Tendremos que seguir desarrollándolo, pero sin olvidar que el estándar de ecológico asociado a nuestra marca, Asturias, debe dirigirse al consumidor. No nos preocupa tanto el cumplimiento de objetivos, porque nuestra producción ya es sostenible por definición, como que esta orientación a lo ecológico, a lo saludable, a lo sostenible, sea atractiva para dar más valor añadido a las producciones.
¿Cuáles son los apoyos fiscales que ofrece hoy el Principado a la actividad agraria? ¿Es necesaria una fiscalidad diferenciada para la empresa familiar?
En el medio rural, los ganaderos y agricultores se benefician de las políticas transversales: en primer lugar, las que tienen que ver con la lucha contra la despoblación, muchas de ellas con carácter de fiscalidad diferenciada, y medidas que ayudan al emprendimiento. En el próximo presupuesto va a haber medidas enfocadas a niveles de renta de hasta 35.000 euros, o 45.000 euros para familias con dos trabajadores, que son muy interesantes y que, además, van a estar sobre todo multiplicadas en los municipios de menos de 20.000 habitantes que han visto su población reducida un 10 % en los últimos veinte años. Nuestro presidente ya ha defendido que tenemos que trabajar en una fiscalidad para la ganadería y la agricultura familiar. Es necesario un espacio de fiscalidad diferenciado y que beneficia a quien vive, trabaja en el medio rural, produce de manera sostenible y nos ayuda a resolver problemas relacionados con la prevención de incendios o el cambio climático.
¿Cuáles son sus prioridades para las empresas pesqueras familiares?
Necesitamos que puedan seguir desarrollándose en rentabilidad y para eso hace falta capacidad de pesca suficiente. Especies fundamentales para nosotros se incrementan: la xarda tendrá un 20 % más de cuota y la merluza doblará la del 2022. Y trabajamos en una estrategia para dotarnos de valor añadido, que los marineros, a través de una organización de productores, puedan generar marcas de calidad, que se integren en nuestra marca Alimentos del Paraíso, como decimos, para pescar euros en lugar de kilos. Ese incentivo de rentabilidad también va a generar relevo.
¿La marca Alimentos del Paraíso es ya un tractor del campo asturiano?
Sí, pero la marca es Asturias, marca territorial que nos ha dado muy buenas noticias y frutos en el ámbito turístico y ahora lo hace en el alimentario. Cada producto, bien porque tenga el sello Alimentos del Paraíso, porque forme parte de una DOP o de una IGP, se asocia a Asturias y tiene ventaja competitiva. Lo saben todos los productores y elaboradores. Y este es un camino que no tiene fin, ahora lo que tenemos que hacer es seguir alimentando esta marca, dotarla de más marketing, hacer que nuestros productos sean más competitivos, que puedan abordar nuevos mercados, que se consoliden en la cesta diaria de la compra de muchos consumidores, que llegue a la gran distribución en todos sus productos.
¿Cómo ha evolucionado en los últimos tres años Alimentos del Paraíso?
Hemos pasado de poco más de 100 operadores inscritos a estar cerca de los 400. Eso da idea del impulso que ha tenido la marca. Si hablásemos del valor de las producciones seguramente estaríamos en una magnitud similar. Se ha multiplicado por cuatro el valor de las producciones que están acogidas a esta marca territorial, Alimentos del Paraíso. Insisto, es nuestra marca alimentaria para destacar los productos de Asturias. Hemos desarrollado iniciativas muy interesantes con el pequeño comercio, creando una red de comercios de Alimentos del Paraíso que también tienen más de 400 operadores, llegando a acuerdos con marcas de distribución alimentaria o con cadenas hoteleras como Paradores. Y seguimos trabajando para generar un espacio en el que podamos compartir sinergias con nuestras marcas turísticas, con nuestras guisanderas, con toda nuestra hostelería...
La marca ampara quesos artesanos, vino, sidra, legumbres, carnes, elaborados cárnicos, productos de agricultura ecológica, frutas, miel... ¿Hay algún producto a la espera de la lista?
Sí. Todos los productos que seamos capaces de producir en Asturias tienen que poder estar dentro de Alimentos del Paraíso y los que ya tenemos tienen que seguir evolucionando. Este año hemos conseguido la nueva IGP de la miel de Asturias, hemos creado pliegos de Alimentos del Paraíso para nuestra producción de huerta, que ya estaba amparada en el ámbito ecológico. Cualquier productor agrícola puede tener casi de manera automática sus productos amparados por nuestra marca si quiere comercializarlos de manera directa. Estos días hablábamos de cómo queremos distinguir nuestras razas autóctonas asturianas para poder aumentar el trabajo y que esas producciones tengan un valor añadido para los consumidores. Cualquier productor tiene que saber que la marca va a estar a su disposición.