Un equipo de investigadores del CSIC ha descubierto que la saliva del gusano de la cera degrada el plástico, lo que podría tener numerosas aplicaciones en el tratamiento o reciclaje de residuos plásticos. Este equipo descubrió en 2017 que esta especie de gusano (el lepidóptero Galleria mellonella) es capaz de descomponer el plástico (polietileno), y ahora han descubierto cómo lo hace: su saliva contiene unas enzimas (de la familia fenol oxidasa) que inicia la degradación del polietileno en poco tiempo y a temperatura ambiente. Estas enzimas son las primeras y únicas que se conocen capaces de degradar el plástico polietileno sin pre-tratamiento, según indica Federica Bertocchini, investigadora del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC) que ha dirigido el estudio. Los resultados del trabajo, pendiente de revisión, se han publicado en preprint en el repositorio BioRxiv. El estudio ha contado con financiación de la Fundación Roechling (Alemania).
"Para degradar el plástico es necesario que el oxígeno penetre en el polímero (en la molécula de plástico). Este primer paso de oxidación, que normalmente es resultado de la exposición a la luz solar o a altas temperaturas, es un cuello de botella que ralentiza la degradación de plásticos como el polietileno, uno de los más resistentes", explica Bertocchini. "Por eso, en condiciones ambientales normales el plástico tarda meses o años en degradarse", añade la investigadora.
"Ahora hemos descubierto que las enzimas de la saliva del gusano de la cera realizan este paso crucial: oxidan el plástico. Así, permiten superar el cuello de botella de la degradación del plástico y acelerar su descomposición", añade.
El polietileno es uno de los plásticos más resistentes y utilizados. Junto al polipropileno y al poliestireno, integran el 70% de la producción total de plásticos. La contaminación por plásticos supone una amenaza para la salud y el medioambiente del planeta, por lo que es urgente encontrar soluciones para hacer frente a los residuos plásticos.
Una de las áreas de investigación más prometedoras y con más potencial es la degradación de plásticos utilizando medios biológicos. Este proceso se conoce como biodegradación y está asociado a microorganismos como bacterias y hongos. Sin embargo, hasta le fecha, solo un puñado de microorganismos pueden romper los resistentes polímeros plásticos del polietileno. Y, además, en la mayoría de los casos es necesario un pretratamiento agresivo que asegure la oxidación y permita así que los microorganismos tengan algún efecto (aunque lento) sobre el plástico.