La mayoría de los sistemas acuapónicos que están en funcionamiento hoy en día se utilizan a pequeña escala en las piscifactorías. En muchas regiones del mundo se ha demostrado que este sistema que combina la acuicultura y la hidroponía es sostenible, eficaz y de bajo coste energético, pero su uso comercial todavía es limitado. Recientemente, en el IRTA de Sant Carles de la Ràpita se ha cultivado por primera vez con el aquaponia una planta tolerante a la salinidad, la salicornia o espárrago de mar, conocida por su alto valor en el mundo culinario y sus propiedades como un elemento nutritivo funcional. Han diseñado un sistema de acuaponía con el mújol (Mugil cephalus), un pez omnívoro explotado principalmente a nivel de pesca y de consumo local en el Delta del Ebro, donde se encuentra una importante pesquería de esta especie, ya que se considera un indicador de la biodiversidad local. El experimento forma parte del proyecto europeo NewTechAqua del programa H2020, que tiene el objetivo de innovar en sistemas de producción acuícola sostenibles.
En una primera fase se ha puesto a prueba el sistema cultivando lechugas. «En enero de 2021, en menos de tres meses, cosechamos 90 kg de lechugas; teniendo en cuenta que se hizo con un clima invernal y agua fría, es todo un éxito. Después de asegurar el buen funcionamiento del sistema, en una segunda fase ya hemos cultivado la salicornia, de la que hemos cosechado 250 kg en 18 metros cuadrados. Esto nos asegura que el mújol es una buena elección de pescado para conseguir un modelo eficiente de acuaponía», destaca Enric Gisbert, jefe del programa de Acuicultura del IRTA.
La salicornia es una especie de planta halófila, suculenta, que crece en sistemas costeros con alta concentración de sal como las playas y manglares. No obstante, en algunas regiones como el Delta del Ebro no se puede cosechar porque está protegida. Actualmente, está considerada de alto valor gastronómico por su intenso sabor salado, aunque en la primera mitad del siglo XX era una fuente valiosísima de alimento de las poblaciones costeras y que contribuyó a reducir el hambre. «En estos casos el aquaponia podría ser una alternativa para poder seguir utilizando esta planta en el mundo culinario, hacer una gestión controlada y con condiciones de seguridad alimentaria y al mismo tiempo ser respetuosos con el medio ambiente», añade Gisbert. Esta planta, además, tiene la particularidad de poder aprovechar suelos infértiles y con poca agua dulce. En unos primeros ensayos comprobaron que, utilizando heces de lubina, la salicornia incrementaba su proporción de ácidos grasos totales y no necesitaba salinidades tan elevadas del agua, lo que supone una ventaja respecto otras plantas.