Innovación agroalimentaria, transferencia al sector, networking, espacios colaborativos y palanca para la investigación y el desarrollo de zonas rurales es el ADN de un Rural Innovation Hub. Su impulsor, Francisco Gálvez, director de negocio de la empresa BALAM Agriculture, asegura que a los dos ya en funcionamiento -el Rural Innovation Hub El Valenciano, de Carmona (Sevilla) y el Rural Innovation Hub de Barrax (Albacete)- se sumarán pronto otros dos, el de La Vera-Campo Arañuelo, en Villanueva de la Vera (Cáceres), focalizado en cultivos alternativos al tabaco, y otro en Murcia, en el valle de Ricote, muy orientado a la biotecnología en el uso de microorganismos y bacterias para los cultivos agrícolas, en la calidad del suelo.
"Todo empezó en El Valenciano, nuestra finca demostrativa de BALAM (entonces era Galpagro; BALAM es fruto de la fusión de Galpagro y CBH) en abril del 2021. Allí empezamos a realizar algunos proyectos europeos con centros de investigación y universidades de diferentes países. Estas iniciativas despertaron mucho interés en el sector agroalimentario, sobre todo en la olivicultura. Al recibir tantas visitas y ver la gran expectación del sector, se nos ocurrió montar un punto de encuentro, un centro de transferencia de conocimiento para el sector agrario. Nació así el primer Rural Innovation Hub", comenta a AgroBank Francisco Gálvez.
En El Valenciano, inaugurado en el último trimestre del 2019, se trabaja en ensayos de orientaciones, programas de mejora genética del olivo o implantación de cubiertas vegetales con el objetivo de ser un ecosistema de innovación para la agricultura que esté a disposición de empresas, instituciones, profesionales, agricultores, universidades y otras entidades interesadas en aportar ideas y contenido.
Se ha convertido en un punto de encuentro para hacer demostraciones tecnológicas y de innovación y para la optimización de recursos, la sostenibilidad y la productividad del sector agroalimentario.
El segundo hub, el de Barrax, quiere convertirse en un referente en los sectores del ajo, cebolla, almendro, viña y pistacho, siempre enfocado hacia cultivos de alta densidad de producción.
Los dos centros están desarrollando un programa de formación para fomentar el empleo verde, la digitalización y emprendimientos y promoviendo proyectos europeos de cultivos impactantes para cada una de las zonas.
La transferencia al agricultor de innovación aplicada para mejorar la competitividad, la eficiencia y el desarrollo de los cultivos llega a través de jornadas, encuentros con agricultores, congresos y eventos con centros de investigación, investigadores y universidades.
Nuevo proyecto en Extremadura
El nuevo proyecto, el Rural Innovation Hub La Vera-Campo Arañuelo, pretende buscar una alternativa a 14.000 hectáreas de tabaco con cultivos alternativos y viables para los agricultores de esta zona.
"La idea -subraya Francisco Gálvez- es promover puestos de trabajo, impulsar el relevo generacional y evitar la despoblación rural. Queremos que esta comarca tenga un proyecto transformador y hallar cultivos que sean viables en la misma".
"Creemos que el cultivo de la aceituna de mesa puede ser viable en esta zona, también el pistacho y, algo muy innovador, el cultivo de plantas medicinales y aromáticas. Vamos a hacer una fuerte inversión en investigar qué tipo de planta medicinal se puede adaptar para que impulse o promueva la economía de la comarca", argumenta.
El proyecto está muy avanzado. Junto a BALAM participan la Fundación Tomillo Tiétar y la Fundación Arraigo. Sus promotores trabajan en la búsqueda de socios colaboradores para el diseño de la sala y de la finca experimental con la intención de inaugurar este hub en el próximo mes de enero.
En la reciente presentación del nuevo centro, Gálvez afirmó que La Vera-Campo Arañuelo será un Rural Innovation Hub con un apartado social más fuerte que los de Barrax y El Valenciano: "la Fundación Tomillo Tiétar y la Fundación Arraigo tienen grandes planes de formación e inserción laboral para el sector agroalimentario. Este componente social será algo que, además, ayudará a impulsar la zona y situar la comarca a otro nivel."
En los dos hubs ya en funcionamiento se han promovido programas de mejora genética, de desarrollo de nuevos productos de nutrición avanzada para diferentes cultivos y de sostenibilidad. "Nosotros mismos, afirma Gálvez, estamos ensayando variedades de olivo en colaboración con la Universidad de Córdoba gracias a la finca El Valenciano y el Rural Innovation Hub."
I+D por valor de 30 M€
Según destaca su promotor, los Rural Innovation Hubs han promovido ya proyectos de I+D y desarrollos por valor de alrededor de 30 M€, la mayoría europeos y algunos nacionales o de comunidades autónomas. En cada centro participan entre quince y veinte socios colaboradores, entre ellos, AgroBank.
Desde su punto de vista, una de las singularidades de esta iniciativa es que no se trata de un modelo único, ya que cada Rural Innovation Hub adapta el modelo al colectivo concreto y a la zona en la que se quiere ubicar un nuevo centro. Entre universidades, centros de investigación y otras instituciones colaboran con más de 20 entidades de Portugal, Grecia, Turquía, Marruecos, Italia, Francia y España.
Francisco Gálvez considera que BALAM está aportando un valor importante y diferencial al sector agroalimentario: "esa aportación de valor al final repercute mucho en la imagen y en el posicionamiento de nuestra empresa como tractora de todo ese desarrollo, de esas innovaciones, y en la promoción de la transferencia de conocimiento al sector agroalimentario en general." "Personalmente -puntualiza- me aporta satisfacción haber impulsado o creado un modelo que hoy en día es un caso de éxito en Europa y que cada vez más profesionales lo quieren para su zona, y no solo de nuestro país."