El grado de alarma en el este de África ha aumentado en relación con la plaga de langostas del desierto que desde hace meses afecta a varios países de la región, el peor brote en 25 años y cuya magnitud amenaza cada día los medios de vida y la seguridad alimentaria de millones de personas.
Una plaga que podría multiplicarse por 500 a medida que avanza el año, según estimaciones de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con enjambres capaces de destruir a diario cultivos suficientes para alimentar a 2.500 personas durante un año.
"Esta especie, desafortunadamente, no reconoce fronteras ni necesita un visado o un pasaporte. Cuando se desplaza cubre todo el camino. Las langostas que vemos ahora en Kenia no vienen de Somalia, sino del Yemen", explicó este viernes Stephen Njoka, director general de la Organización de Control de Langostas del Desierto para el Este de África (DLCO-EA), en una rueda de prensa en Nairobi.
El paso sobre el océano Índico de dos ciclones tropicales consecutivos, con fuertes lluvias torrenciales, creó entre mayo y octubre del 2018 las condiciones propicias de reproducción para estos insectos, que requieren suelos húmedos donde depositar sus huevos.
"La inseguridad alimentaria y nutricional será más severa en los niños si no tomamos medidas ahora", ha advertido hoy en Nairobi el subdirector general de la FAO del Departamento de Agricultura y Protección del Consumidor, Bukar Tijani.