El coordinador del Grupo, Javier Martín-Vide, apunto, que aunque era una jornada pensada en enero de 2020, -que por motivos obvios no se pudo celebrar-, ahora, incluso, está más vigente en el contexto del calentamiento global y regional, con la subida de los precios de la energía y otras materias primas y con las guerras por todas partes, entre la que destaca, por la situación geopolítica, la guerra de Ucrania. La agricultura y la producción de alimentos han tomado una importancia primordial en gran parte del planeta, ponderada, eso si, por las condiciones sociopolíticas y ambientales de cada región, siendo el mediterráneo una de las zonas más afectadas.
La primera ponencia, a cargo de Marc Prohom (SMC), mostró la evolución reciente de la temperatura y de la precipitación, y de varios índices climáticos, en Cataluña, así como sus proyecciones futuras. El aumento de la temperatura media anual ha sido de 1,8ºC (período 1950-2021), es decir, +0,25ºC/década, con una mayor subida de las temperaturas máximas (+0,31ºC/década) que de las mínimas (+0,19ºC/década). El número de días de calor (temperatura máxima >30ºC) y de noches tropicales (temperatura mínima >20ºC han subido claramente, así como los nuevos índices del número de horas con temperatura por encima de los dos umbrales. También ha aumentado el número de horas de sol desde los años 80. La precipitación anual, en cambio, no ha mostrado tendencias estadísticamente significativas (período 1950-2021), pero la del verano comienza a dar una señal a la baja en un número estimable de observatorios. En cuanto a las proyecciones con el horizonte de 2050, y por los escenarios RCP4.5 y RCP8.5, la temperatura será +2,1ºC más que la media del período 1971-2000, y la precipitación experimentará una reducción de un 10% o superior.
La segunda ponencia, a cargo de Robert Savé, (GECCC-IRTA), centró su explicación en el informe MedECC, haciendo un énfasis muy especial en recalcar las características del ecosistema mediterráneo (sequías y temperaturas extremas bajas y altas) que el cambio climático ha exacerbado incrementando la incertidumbre geográfica y temporal de las mismas, lo que da lugar a una pérdida de productividad de entre un 15 y un 20% y unos importantes cambios en las características organolépticas de los alimentos en la cuenca mediterránea. Mostró las muchas estrategias adaptativas y de mitigación que se están empleando, resaltando que, para tener alimentación sana para todos, es necesario ser mucho más funcionales aplicando siempre la ciencia y el sentido común en la operatividad, y sobrios en la conducta alimentaria, aplicando paralelamente, educación y formación a toda la ciudadanía.
La tercera ponencia, a cargo de Anna Palli (IRTA), que centró su presentación en promover cambios de paradigma, tanto en el estudio y valoración del sector agroalimentario, como en las soluciones para que éstas sean funcionales, cumpliendo su misión de proporcionar alimentos suficientes y sanos para todos. Puso el foco en la valoración de que los problemas de este sector, en algunos casos, pueden ser complicados, pero lo seguro es que siempre son complejos, lo que provoca cambios importantes en su gestión. Hay que plantear un cambio de, al menos, la misma magnitud que el que representó la revolución verde de 1950-1960 pero, con el objetivo final de generar un nuevo modelo agroalimentario. Esta transformación de los sistemas alimentarios globales implicará no sólo adaptar el modelo actual para que sea más ético y sostenible, sino también hacer cosas que nunca se han hecho antes.
La cuarta ponencia, a cargo de Luis González Vaqué, (Fundación Triptolemos), fue muy impactante, mostró cómo desde organizaciones públicas supraestatales se generan leyes que condicionan la producción y distribución de alimentos. Destacó que estos organismos nos representan, ya que son fruto de nuestra actitud política, y, por tanto, las limitaciones y/o carencias que puedan tener estas leyes son atribuibles a estas organizaciones sólo en parte. Las leyes no dicen qué hacer ni cómo hacerlo, eso lo dicen los ciudadanos, los lobbies, los países..., así, al igual que como medida adaptativa se plantean determinados cambios agronómicos, es necesario tener presente la viabilidad o no de estos cambios teniendo en cuenta, también, los factores antropogénicos ligados a las leyes.
Las conclusiones que se derivaron de la jornada, de sus presentaciones y discusiones, respecto de cómo puede ser la producción primaria de alimentos en el siglo XXI en Cataluña, como parte del mediterráneo pueden indicarse que las condiciones ambientales generaran importantes limites y restricciones tanto en lo que respecta a la temperatura (fenología, metabolismo, relación entre especies, ?) como a la disponibilidad de agua (evaporación, sequia?), lo cual repercutirá en la producción agrícola con reducciones de alrededor del 17%, una importante pérdida en cantidad (50%) y tipología de la pesca y también, importantes restricciones en la producción ganadera per condiciones ambientales adversas y limitaciones reales o especulativas en los componentes de su alimentación.
Lo que solo puede resolverse desde visiones holísticas, que estudien y valoren la complejidad del sistema alimentario, de todo el, para desarrollar soluciones lo menos complicadas posible, entre las que se encuentran las legislaciones a cualquier nivel, que permitan una seguro, rápida y universal distribución de alimentos sanos a la población.