Con la llegada de la primavera y la subida de las temperaturas, la chinche apestosa acaba su hibernación y sale de los lugares donde se había escondido (casas y edificios), para alimentarse y reproducirse. Este año, los datos meteorológicos apuntan a que la estación primaveral será más lluviosa de lo habitual. Teniendo en cuenta los parámetros estudiados en los últimos años por los investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), una primavera húmeda podría provocar un incremento del número de individuos de la plaga en El Baix Llobregat.
La chinche apestosa (Halyomorpha halys) es un insecto de color marrón con una venación marcada de color oscuro en el extremo de las alas y dos bandas claras en las antenas. Es de origen asiático y se encontró en Cataluña por primera vez en Girona en 2016, pero el mismo año se encontró también en la ciudad de Barcelona, extendiéndose, posteriormente, a los municipios y cultivos del Baix Llobregat. Podría haber llegado accidentalmente a través del material comercial proveniente de los países del Este y el Sudeste asiático originarios del insecto, o bien de países donde fue introducido y ha desarrollado grandes poblaciones como los Estados Unidos o Italia.
Se ha convertido en una plaga para los cultivos de frutas y hortalizas del Parc Agrari del Baix Llobregat, especialmente los árboles frutales y algunas hortícolas como los pimientos y tomaqueres, pero también por las plantas ornamentales. Según los registros, en 2020 la primavera tuvo unos parámetros más húmedos de los habituales y favorecieron a una alta población de chinche apestosa. En cambio, en 2021, la primavera fue más seca y frenó el aumento de individuos, limitando así el posible daño a los cultivos y las molestias a los núcleos urbanos.
A pesar de ser un insecto que no transmite enfermedades a los humanos y los animales, produce mucho estorbo cuando entran a las casas o están en los balcones y terrazas, además de atacar los cultivos provocando pérdidas económicas importantes. Por ello, desde el Servicio de Sanidad Vegetal del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Catalunya (DACC) y el IRTA recuerdan que hay que eliminar todos los ejemplares del insecto para evitar que se reproduzcan y generen poblaciones más altas que vuelvan a entrar en las casas durante el otoño y causen daños a los cultivos en verano. Pueden aparecer en lugares muy diversos de los hogares. Por ejemplo, se le puede encontrar en el sofá, en las cortinas, dentro de cojines o en los alcorques de las ventanas. Si se encuentra en las viviendas, la recomendación es eliminarlas directamente sin aplicar insecticidas, por ejemplo, utilizando una aspiradora o ahogarlas con agua y, sobre todo, no liberarlas al exterior.