Agricultura

Plan europeo de proteínas vegetales, ahora más que nunca

08/03/2022

Si antes de la guerra en Ucrania ya era una petición que venía haciendo encarecidamente el sector productor agrario de la Unión Europea, sin que Bruselas, ni los Estados miembros, salvo quizás Francia, hicieran mucho por impulsarlo, tras los trágicos acontecimientos que se están viviendo en la zona del Mar Negro, la necesidad de un Plan Europeo de Proteínas Vegetales es más perentorio o decisivo que nunca.



Esta región del Este de Europa se ha convertido en un importante proveedor mundial de cereales y oleaginosas, incluidos los aceites vegetales. En la actualidad, las exportaciones de Rusia y Ucrania representan alrededor del 12% del total y ambos países se encuentran entre los cinco primeros exportadores mundiales de cereales y oleaginosas importantes, como el trigo, la cebada, el girasol o el maíz. Ucrania es, además, fuente clave de aceite de semilla de girasol, puesto que suministra alrededor del 50% del mercado mundial.



El principal reto para la producción europea de proteínas vegetales es ahora mismo, sin lugar a dudas, acelerar la mejora de la tasa de autoabastecimiento de la UE observada en los últimos años, pero que sigue siendo muy insuficiente. Hasta un 90% de las proteínas vegetales que se producen en la UE (gluten y residuos secos de destilería con solubles, tortas de colza, de girasol y de soja, así como alfalfa deshidratada) y que son utilizadas en alimentación animal proviene de un proceso industrial, siendo escasa la integración de las semillas proteaginosas producidas en la UE en la cadena de la alimentación animal, debido a una oferta todavía demasiado limitada y que, además, debe competir en desventaja con una producción mundial a base de Organismos Genética Modificados (OGM) con menores coste y mayores rendimientos, así como menos exigencias de tipo medioambiental, que está prohibida en la Unión Europea.



Por otro lado, se insiste en que debería mejorarse, y apoyarse más, la autonomía forrajera de las explotaciones ganaderas, teniendo en cuenta la volatilidad de los mercados y la creciente demanda de los consumidores de alimentos, sobre todo lácteos, alimentados con materias primas no transgénicas.



También se echa en falta que no se destinen más medios y fondos a la investigación de cultivos proteaginosas para suministrar variedades nuevas de semillas, más resistentes, de mejor calidad y mayor productividad, y que ofrezcan un rendimiento estable; que la CE aún no haya tomado una decisión sobre el estatuto jurídico de las nuevas técnicas de selección genética (Cris-pr), o que se prohíban fitosanitarios para luchar contra determinadas plagas o enfermedades fúngicas, sin que los agricultores cuenten de antemano con alternativas viables y más sostenibles.