I+D+i

Un nuevo proyecto de investigación europeo quiere reducir el impacto negativo de los pesticidas

20/11/2020

Los cultivos de vid y olivo en Europa son muy importantes. De hecho, la Unión Europea es líder en producción, consumo y comercio de vino, y cuenta con un 45% de la superficie de cultivo mundial de viña (con España, Italia y Francia como países líderes en este aspecto), y un 65 % de la producción. Los productos del olivo son también una parte esencial de la economía agraria en los países del sur de Europa: La UE produce casi el 75% de la producción de aceite de oliva y el 33% de las aceitunas de mesa de todo el mundo.


Este nivel de producción ha sido posible, en parte, gracias a la utilización de productos fitosanitarios, que han permitido mantener a raya las diversas plagas y enfermedades que afectan a estos cultivos. El número de estos productos empleados en agricultura se ha duplicado a escala mundial desde 1980, pero recientemente varios estudios demuestran que el abuso de pesticidas puede tener impactos negativos sobre el medio ambiente, los organismos (más allá de las plagas) e incluso a la salud humana.


Además, la demanda de productos ecológicos es cada vez mayor, y algunos de los fitosanitarios más utilizados, como es el caso del cobre, se encuentran en la lista de sustancias a ser sustituidas (Reglamento (CE) Nº 1107/2009), a la vez que se hace mucho énfasis en la mejora de la eficiencia de la aplicación de la Directiva Europea para el Uso Sostenible de Pesticidas (Directiva 2009/128/CE). Por todo ello, se hace necesaria una aproximación integral para encontrar alternativas de manejo que permitan la sostenibilidad del sector.


NOVATERRA, un nuevo proyecto europeo de investigación e innovación que justo comienza ahora, quiere ocuparse de esta problemática creando un enfoque más global para garantizar tanto la seguridad alimentaria como las directivas de la Unión Europea para el uso sostenible de los plaguicidas.


El objetivo es reducir el uso y los impactos negativos de los productos fitosanitarios más controvertidos, los llamados plaguicidas, que se utilizan para el manejo integrado de plagas, enfermedades y malas hierbas en los dos principales cultivos mediterráneos de Europa: la viña y el olivo.


Durante las diversas fases del proyecto se desarrollarán y ensayarán un conjunto de estrategias nuevas, integradas y sostenibles, pero también viables a nivel técnico y económico. Se trata de reducir la contaminación ambiental y los daños a los organismos que no forman parte de las plagas objetivo, consiguiendo a la vez una mejor sostenibilidad económica para los agricultores del Mediterráneo.