Con más de mil hectáreas de plantaciones de cítricos, sandías y melones, incluyendo las propias y las de productores asociados y fincas compartidas con sus socios en Brasil, la empresa castellonense Frutínter, propiedad de la familia Usó Prades, está inmersa en una inversión de 12 M? en su planta de Onda, con la intención de aumentar su capacidad productiva para seguir creciendo.
"Se está construyendo una nave de 12.000 metros cuadrados para la instalación de la maquinaria necesaria para clasificar la fruta antes de entrar en la zona de confección, y también vamos a mejorar la capacidad productiva de nuevos formatos",
explica Pilar Usó. Ella y sus hermanos Javier, Jorge, Vicente y Carlos son la segunda generación de la empresa, que nació en una pequeña sala de manipulado y envasado de naranjas en Alqueries y se hizo fuerte en el antiguo mercado del Born de Barcelona. Tiene la sede en Vilareal, plataformas en Mercabarna y Mercamadrid y genera 500 empleos de media anual.
"Nuestros principales productos son los cítricos (naranjas, mandarinas y clementinas), con 150.000 toneladas, el melón (12.000 toneladas), la sandía (7.000 toneladas) y productos varios, como verduras y otras frutas (15.000 toneladas).
La familia participa en varias firmas agrícolas y es socia de Nuppec Logística, una empresa de transporte que se crea por la necesidad en logística de las empresas del grupo", añade Javier Usó, el gerente de la compañía familiar.
Sus principales mercados están en España y en el sur y norte de Europa, y su intención es tener más presencia en países como Alemania o el Reino Unido después de haber aumentado progresivamente las exportaciones a Sudamérica, Centroamérica y Canadá.
En la última temporada su facturación y empleo han aumentado "debido, por un lado, al fenómeno de la COVID-19, por el aumento de la demanda de cítricos y, por otro, por la situación coyuntural de la campaña de escasa cosecha y precios altos", añade el gerente. La empresa cerró la facturación en mayo con unas ventas de 125 M? y prevé, de cara al nuevo ejercicio, que habrá un incremento en el volumen de cítricos porque se espera un aumento en la producción en campo.
Sobre los efectos de la pandemia, Pilar Usó matiza que el coronavirus también les ha ocasionado un aumento en los costes de producción: "Hemos tenido que establecer medidas para prevenir posibles contagios, tanto en el campo como en los centros de producción; nos hemos tenido que adaptar a una nueva realidad y esto requiere esfuerzos de todo tipo".
Su gerente considera que el sector de frutas y hortalizas "tiende a la concentración a todos los niveles, en producción, en comercialización, como está sucediendo en otros sectores, y a una mayor preocupación de la sociedad por la sostenibilidad en todos los procesos".
"Como productores agrícolas ?apunta Pilar? estamos investigando poder combatir las plagas con depredadores naturales criados en insectarios propios en L"Alcora (Castellón). Reproducimos Cryptolaemus montrouzieri y Anagyrus pseudoccoci, enemigos naturales de la plaga del cotonet: el primero lo depreda y el segundo lo parasita".
Frutínter participa en una sociedad dedicada a la obtención de nuevas variedades cítricas: Investigaciones citrícolas Castellón. "Se intentan conseguir variedades que ayuden a prolongar la temporada de cosecha, tanto al comenzarla como al terminarla. Con esto podemos quitar la presión de grandes volúmenes de producto al mercado durante la campaña, y además ayuda a que la actividad comercial y agrícola sea más prolongada en tiempo para conseguir una mejora en rentabilidad para los productores", precisa Javier Usó.
"Entre las opciones de anticipar o prolongar tiempos de cosechas, parece más interesante la segunda, ya que al principio tenemos una competencia cada vez más considerable de las mandarinas tardías del hemisferio sur", concreta.
En el 2018 la compañía formalizó un acuerdo con la Universidad Politécnica de València (UPV), con el que nacía la Cátedra Frutínter para promover el desarrollo sostenible de sus explotaciones agrícolas en el norte de la provincia de Castellón. Con uno de los primeros proyectos, coordinado por el profesor de la escuela, Pedro Beltrán, ha reducido a la mitad el agua y el abono necesarios para cultivar cítricos
"El proyecto consiste ?asegura Javier Usó? en dar a la planta lo necesario en el momento preciso. Para saber cuándo es ese momento y esa cantidad cruzamos la información captada por satélite con la información obtenida por sondas edafométricas estratégicamente ubicadas en la finca. Este análisis nos permite definir con mayor exactitud y precisión los programas de riego y abonado de la plantación".
El proyecto se ha desarrollado en la finca Las Pedrizas, en Onda. "Esta nueva tecnología, que se podría definir como citricultura de precisión, supone un esfuerzo inversor que requiere grandes agrupaciones productivas, es decir, grandes fincas o sociedades de riego que aglutinan muchas hectáreas de cítricos para poderse implementar", concluye.