Cuando salimos al campo, en prácticamente cualquier rincón, es difícil no encontrarnos con esta ganadería que sigue pastoreando igual que hace siglos. Y esa forma milenaria de hacer las cosas no solo da como resultado una carne exquisita y natural, sino que también proporciona enormes beneficios medioambientales. Porque consumiendo cordero estamos luchando para la prevención de incendios, dado que las cabras y ovejas eliminan hierbas secas, pastos y rastrojeras, altamente inflamables, y fomentando la biodiversidad animal y vegetal. Pero al incluir el lechal, el cordero y el cabrito en la cesta de la compra, también estamos contribuyendo a aumentar los beneficios sociales que genera su producción, sobre todo en el ámbito rural: · Fijación de la población en el medio rural gracias al mantenimiento de esta actividad económica. · Relevo generacional: es una actividad que permite nuevas incorporaciones de jóvenes y mujeres. · Mujeres: el sector ovino y caprino ofrece grandes oportunidades a la incorporación de la mujer a la actividad agraria, colectivo fundamental para dinamizar y renovar las explotaciones ganaderas. · Cultural: España cuenta con 25.000 kilómetros de vías pecuarias, un patrimonio cultural muy notable tanto construido (chozos, fincas, esquileos, descansaderos, abrevaderos, construcciones de piedra seca, etc.) como artístico (pinturas, literatura, obras musicales, etc.) e inmaterial (tradición oral, canciones tradicionales, danzas, leyendas, etc.). Una manera de honrar este legado es manteniendo los sistemas productivos y, por tanto, impulsando el consumo. La trashumancia es reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial desde el 2017. Además, la Unión Europea fomenta el consumo de productos agroalimentarios como las carnes de lechal, cabrito y cordero, al considerarlos: · Alimentos de gran calidad basados en el pastoreo, sistemas de manejo concreto, con razas autóctonas adaptadas al territorio, con particularidades según su origen, denominaciones protegidas, etc. · Alimentos responsables con el medioambiente: producidos cerca de los consumidores, aprovechando recursos que no pueden aprovecharse de otro modo, reduciendo costes e impactos derivados del transporte, utilizando poca energía y consumiendo menos agua. · En una época en la que se habla del consumo responsable, estas carnes contribuyen a una economía circular. Gracias al pastoreo, las ovejas abonan y mejoran la fertilidad de los pastos, además de alimentarse de restos de cosecha que de otra forma habría que destruir, y limpian los matojos de las zonas de más difícil acceso, contribuyendo a la prevención de incendios y a la lucha contra el cambio climático.