Ganadería

Expertos en rumiantes publican información inédita sobre el consumo de agua en los diferentes sistemas de producción

22/03/2022

La gestión eficiente del agua en la ganadería es clave para que la producción sea sostenible. Hasta ahora había pocos datos sobre el consumo del agua y eso ha dificultado analizar y diseñar estrategias para optimizarlo en toda la cadena de producción de la carne. Este mes de marzo se ha publicado por primera vez el cálculo de la huella hídrica del sistema de producción de terneros de engorde en Cataluña. Se trata de la Guía para la optimización del uso y el tratamiento del agua de bebida en terneros de engorde, que se ha elaborado en el marco del grupo operativo GOTA, liderado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y la colaboración de BonÀrea Agrupa, NANTA-Grup Nutreco, Sinual, la Asociación de Productores de Bovino de Alcarrás y Asoprovac. La Guía, que hace una revisión extensa del uso del agua en el sistema productivo de terneros de engorde para optimizar la gestión y mejorar la calidad para el bienestar y el crecimiento de los animales, se dirige al sector ganadero, a quién quiere dar herramientas para que su actividad sea más sostenible.


El agua es un recurso básico distribuido de forma irregular por el territorio, por lo que «las medias mundiales sólo nos sirven para llamar la atención sobre un problema», afirma Maria Devant, jefa del programa Producción de rumiantes del IRTA, que considera que «para tomar decisiones concretas necesitamos saber cuánta agua hay, cuándo y dónde se consume». Así, mientras que a nivel mundial el valor medio de agua para producir un kilo de carne de ternera es de 15.000 litros, según los cálculos de la Guía en Cataluña el consumo se sitúa alrededor de los 5.500 y 7.500 litros por cada kilo de carne, unos datos similares al consumo de agua de explotaciones ganaderas de sistemas intensivos holandeses. Este consumo es menor gracias a un sistema de producción «muy eficiente» basado en «optimizar la formulación de los piensos» en que no sólo se tienen en cuenta criterios ambientales sino también de bienestar, apunta Devant. Para hacer estos cálculos se ha contabilizado el agua gastada en granja y la atribuida a la producción de piensos, siguiendo el Manual estándar mundial del cálculo de la huella hídrica (Mekonnen y Hoekstra, 2010).


De todo el agua que se consume, el 90% es agua verde, es decir, el agua de la lluvia que se ha necesitado para producir los cereales y subproductos de los cereales y oleaginosas de que se alimentan los terneros. El 10% restante es agua azul, que proviene de ríos, lagos y acuíferos; de esta manera, la mayoría se utiliza para producir el pienso y sólo entre el 1,5% y el 7% es agua en bebida de los animales.