Investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han demostrado la utilidad de las imágenes de drones y satélites para monitorizar la especie Rugulopteryx okamurae, una macroalga invasora procedente de la costa japonesa que en los últimos años se ha extendido rápidamente por el litoral andaluz. El estudio se ha plasmado en un artículo en la revista Frontiers en el que se destaca la importancia de incorporar estas herramientas en los programas de seguimiento continuado de la especie.
La publicación presenta un estudio piloto de monitorización de esta macroalga en el que se han combinado imágenes de sensores multiespectrales de drones y satélites con la información radiométrica obtenida in situ en la costa. Concretamente, la metodología se ha desarrollado a partir de un vuelo con dron realizado el 1 de julio de 2021 en la playa de Bolonia (Tarifa, Cádiz) junto a las muestras de alga recogidas y los datos hiperespectrales captados con el radiómetro de campo ese mismo día. Además, se han utilizado imágenes satelitales de media y alta resolución espacial, tanto de Landsat-8 como de Sentinel-2, cercanas a esa fecha.
"Gracias a los datos radiométricos, hemos logrado caracterizar las firmas espectrales del alga, desde el arribazón en la playa seca hasta el submareal a 5 metros de profundidad, de manera que podamos generar una herramienta sinóptica de seguimiento de la especie a futuro sin necesidad de ir presencialmente", explica Mar Roca, investigadora del ICMAN-CSIC y coautora del trabajo.
Los resultados obtenidos, tras realizar el tratamiento de las diferentes imágenes multiespectrales mediante técnicas de machine learning, permiten cartografiar la cobertura vegetal emergida y sumergida de esta macroalga. Las imágenes de dron, que poseen una elevada resolución espacial (8,3 cm/píxel), muestran una mayor precisión al delimitar y cuantificar el área ocupada por el alga; mientras que las de los satélites Sentinel-2 y Landsat-8, de 10 y 30 m/píxel de resolución espacial, son capaces de detectar su presencia y generar alertas de forma continuada de manera remota.
Este estudio demuestra que las imágenes de satélites y vehículos aéreos no tripulados (UAV) son útiles para monitorizar esta especie y supondría un valor añadido a los programas de seguimiento continuado que existen en la actualidad. Además, podría ser una herramienta de apoyo a la hora de adaptar las políticas regionales, nacionales y europeas, incluida la Estrategia de Biodiversidad de la UE 2030, así como los Objetivos de la UE de restaurar los ecosistemas marinos.