La depreciación en origen que viene arrastrando el aceite de oliva hizo retroceder, ya en 2018, un 2,7 % la facturación general de las cooperativas agroalimentarias españolas en comparación con 2017, hasta quedarse por debajo de los 30.000 millones de euros (29.365 millones).
Es uno de los datos recogidos en el informe socioeconómico sobre 2018 presentado este martes en rueda de prensa telemática por el director general de Cooperativas Agro-alimentarias, Agustín Herrero, y por su presidente, Ángel Villafranca, quienes han hecho un balance de la evolución del cooperativismo desde 2006, cuando comenzaron estos registros.
Ese retroceso cercano al 3 % en facturación directa lo vincula Herrero "fundamentalmente" a la bajada del precio en origen del aceite, lo que absorbió el incremento de ventas que sí habían registrado el vino, la alimentación animal y el lácteo. Ha recordado que las cooperativas están "muy influidas" por la evolución de los mercados en origen ya que su "principal actividad" es la de vender productos agrarios y el aceite de oliva es uno de los principales junto a los hortofrutícolas.
No obstante, desde 2006, las ventas de las cooperativas agroalimentarias han crecido un 46 %, pasando de 20.095 a esos 29.365 millones de euros, lo cual revela una "tendencia muy positiva". La facturación global (incluyendo el negocio que reportan sociedades mercantiles en la que las cooperativas tienen capital invertido) casi llegó a los 33.000 millones de euros, eso es un -0,9 % anual y un +20,7 % desde 2013 -primer año con datos-.
España cuenta con 3.669 cooperativas (30 menos que en 2017), de las que 3.190 son agrarias y 479 son Cooperativas de Explotación Comunitaria (CEC).
El 75 % del cooperativismo agrario se concentra en seis comunidades autónomas, encabezando la lista Andalucía (713), Castilla-La Mancha (431) y Castilla y León (337).También el 78 % de la facturación cooperativa se encuentra en seis regiones y Andalucía sobresale al resto con una cuota del 38 % del total nacional de ventas.