Las cerezas más tempranas y caras del mundo crecen en invernaderos de Sucs, Almacelles (Lleida) y Belver de Cinca (Huesca). Las Cherries Glamour, esta es su marca, llegan al mercado a mediados de marzo, cuando a las de los cerezos convencionales les quedan semanas en el árbol. Las más grandes tienen 34 milímetros, el diámetro de una moneda de dos euros, y se ha llegado a pagar por ellas 120 euros por kilo en los almacenes británicos Harrods.
Cherries Glamour, Premio a la Innovación Tecnológica Agroalimentaria (PITA) de la Conselleria catalana de Agricultura 2010, es el sueño de cuatro amigos y compañeros de trabajo en una empresa de la familia Raventós dedicada a la cereza convencional, con la que ahora comparten camino.
Mientras preparaban una campaña de comercialización se plantearon el dinero que podría hacerse adelantando la cosecha unas semanas utilizando invernaderos. Lo pensaron en una tierra en la que los termómetros llegan a 12 bajo cero en algunas noches de invierno, y lograron adelantar la temperatura primaveral en sus invernaderos y colocar sus cerezas en los mercados más selectos.
Son Eduard Rosell, David Satué, Óscar Ortiz y Arcadi Calderó. Eligieron las iniciales de sus nombres para bautizar su empresa, Edoa, a la que se incorporaron como socios en la primera ampliación de capital Juan Antonio Ruiz y Gorka Ruiz, y después Finca San Miguel, que cuenta con la innovadora central Río Cinca en Torrente de Cinca.
Edoa quiere seguir creciendo. Uno de los socios fundadores, Arcadi Calderó (en la imagen), ingeniero agrónomo, avanza que en el 2019 ampliarán la superficie de sus invernaderos.
"Este año vamos a hacer una ampliación de capital de unos 700.000 euros. Vamos a ampliar 20.000 metros cuadrados más y nos vamos a integrar dentro de la OPFH SAT Río Cinca para poder participar en programas operativos".
Calderó recuerda que han trabajado con muchas variedades de cerezas: "Hemos estado probando muchas, todas las que han salido al mercado, pero la que nos sigue funcionando mejor es la brooks, que debe tener unos 30 años. En el campo no funciona bien, es muy dulce, muy grande, pero muy sensible al cracking, con la humedad se le rompe la piel. Pero es perfecta para invernadero.
Desde el punto de vista comercial, es fantástica". La empresa está investigando en el campo de la atmósfera, en aumentar los niveles de CO2 para incrementar niveles de fotosíntesis, en mejorar el nivel de azúcar y firmeza de la cereza, y trabaja con sistemas de formación de los árboles que se adecuan mejor al invernadero que en sus inicios. "Los cerezos ?apunta Calderó? florecen en enero y febrero. En Almacelles, Sucs y Belver de Cinca, donde producimos, las horas de insolación diarias son muy escasas, tenemos que optimizar el uso de la luz. Los árboles son más pequeños ahora, con marcos de plantación más amplios; empezamos por marcos de 5.000 árboles por hectárea, que en cerezo es muchísimo, y ahora tenemos una tercera parte de lo que trabajábamos al principio. No superamos los 1.500 árboles por hectárea". También han atrasado unos días la cosecha. "Uno de los errores que cometimos fue ir a buscar variedades más precoces para recolectar mucho más pronto.
El secreto es llegar antes que el campo, no hace falta que sea muchísimo antes. El cliente paga si la cereza es de calidad excepcional. Para eso necesitamos producir calibres de 30-32. Nuestra gama de calibres va de 28 a 32, cuando en el campo lo normal es de 22 a 28 o 30", afirma. Este año Edoa ha producidos unos 60.000 kilos, con una facturación de un millón y medio de euros, algo superior al año anterior por el ligero aumento de la producción y con precios estables respecto a otras campañas.
Rusia era su primer mercado hasta que implantó el veto a los productos agroalimentarios en el 2014. "Ahora es Reino Unido, cuenta Calderó, pendiente de la evolución del brexit. Exportamos a Dubái, Catar, a la zona de los Emiratos Árabes, algo a Hong Kong y Oriente Próximo, y luego a Francia, Bélgica y Holanda, y también a Suecia" .
Cuando empezaron se plantearon implantar invernaderos también para albaricoque. "Hemos trabajado esta fruta, pero en el albaricoque la gente no está dispuesta a gastarse tanto dinero. Es una fruta interesante para producir en el invernadero, pero no con el nivel de precio de la cereza", concluye.