El sector agrícola ha tenido que demostrar recientemente su papel esencial a la hora de garantizar el abastecimiento de alimentos a la sociedad, con una población global que además crece a un ritmo nunca antes visto. Sin embargo, nuestros agricultores se enfrentan a todo tipo de retos crecientes, y uno muy destacable es el cambio climático.
En este marco, los bioestimulantes están teniendo, cada vez más, un papel protagonista en las producciones agrícolas. La aportación de los bioestimulantes a la agricultura es ya relevante, y la previsión es que su mercado se cuadruplique entre 2020 y 2030 a nivel mundial. Se prevé que continuarán contribuyendo a una agricultura más rentable y sostenible, aumentando la competitividad de los países que apuesten por producciones de calidad exportadora, como es el caso de España. Asimismo, se espera que ayuden a producir más con menos, mediante la reducción del uso de nitrógeno y otros elementos químicos, lo que está muy alineado con la Estrategia "Farm to Fork" de la Comisión Europea, que se ha puesto como objetivo la reducción del 20% de fertilizantes y un 50% de fitosanitarios hasta 2030.
Poner en valor el esencial papel de los bioestimulantes agrícolas, y en concreto de aquellos elaborados a partir de biomasa de microalgas, es el objetivo del Grupo Operativo MicroClimatt, que busca demostrar la eficacia de innovadoras soluciones bioestimulantes derivadas de microalgas que logren combatir eficientemente los efectos del cambio climático en cultivos como el tomate o el trigo. MicroClimatt evaluará en dichos cultivos los efectos que a nivel fisiológico y transcriptómico son inducidos por el tratamiento con novedosos bioestimulantes de microalgas, incluyendo condiciones que son provocadas por el cambio climático de forma directa o indirecta, como situaciones de estrés hídrico o tasas deficientes de fertilización.