El Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente ha aprobado 23 nuevos proyectos de innovación y cooperación, en la convocatoria del Programa Estratégico Nacional de la PAC 2023-2027 para este año. Una iniciativa que tiene por objeto abordar soluciones prácticas a problemas del sector agroalimentario y forestal que requieran desarrollos tecnológicos o aplicaciones de tecnologías ya existentes o innovadoras. Esta octava convocatoria cuenta con una dotación de 3 millones de euros, que cubre el 80% de los costes incurridos en la ejecución de los proyectos.
Los 23 proyectos innovadores de los Grupos Operativos abarcan campos muy diferentes: 14 corresponden al ámbito agrícola, con técnicas de agricultura de precisión en 6 de ellos; mientras que los otros 9 se desarrollan en el ámbito ganadero, gestión de subproductos y biomasa, y comercialización innovadora. A partir de esta convocatoria se produce el cambio de denominación de los Grupos de Cooperación, que pasan a ser Grupos Operativos de la Asociación Europea de Innovación (AEI).
Las ayudas por proyecto son de un mínimo de 30.000 euros y un máximo de 200.000 euros, con un plazo de ejecución de cuatro años, de 2023 a 2026. Entre las personas jurídicas beneficiarias se encuentran las organizaciones profesionales agrarias, cooperativas, empresas e industrias agroalimentarias, comunidades de regantes, asociaciones ganaderas y de defensa sanitaria o entidades relacionadas con la protección del medio ambiente y la obtención de biomasa.
Una de las principales apuestas del Gobierno de Aragón en esta legislatura ha sido precisamente la aplicación de la transferencia tecnológica y la mejora de la innovación en los procesos productivos y de comercialización del sector agrario aragonés, mediante la ejecución de proyectos piloto innovadores. La intención ha sido suplir la dependencia de la renta de agricultores y ganaderos de las ayudas de la PAC (entorno a un 30%), por mejoras en los agrosistemas productivos que permitan incrementar la rentabilidad de las explotaciones y hacerlas más sostenibles y competitivas. Todo ello, en un mercado agroalimentario globalizado, que debe afrontar, además, los retos del cambio climático y de la soberanía alimentaria.