La elevada concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera tiene efectos en la seguridad alimentaria y en la emergencia climática mundiales. De acuerdo con un estudio internacional, en el que participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), una elevada concentración de CO2 en la atmósfera reduce más de un 20% la disponibilidad de fósforo en los suelos donde se cultiva arroz. Este mineral fertilizante es indispensable para un suelo productivo. Este resultado forma parte de dos experimentos a largo plazo en los que se han estudiado arrozales en condiciones de elevado dióxido de carbono. El estudio se ha publicado en la revista Nature Geoscience y han intervenido especialistas de Australia, España, Canadá, EEUU, Francia y China.
El artículo proyecta un gran riesgo de reducción del rendimiento del arroz, especialmente en los países de bajos ingresos, una situación que les coloca en condiciones adversas y amplía aún más la desigualdad económica debido a las emisiones de CO2 y los impactos en los procesos geoquímicos. Las conclusiones muestran que el 55% de las grandes extensiones de arrozales de China e India experimentarán mayor riesgo de reducción de rendimiento debido a la deficiencia de fósforo. En términos relativos, los países de renta baja (aparte de China e India, especialmente los ubicados en el Sudeste Asiático, Centro América, Sur América, África y Oriente Próximo) experimentarán situaciones más críticas, ya que se prevé que el 70% de los arrozales sufrirán mayores riesgos de reducción del rendimiento, frente al 52% en los países de renta media y alta.
El trabajo ha puesto en evidencia una contradicción: si bien el CO2 atmosférico es la principal fuente de carbono para los cultivos, su elevada concentración en la atmósfera limita a largo plazo la presencia del fósforo fertilizante en el suelo. Este mineral es esencial para el metabolismo y crecimiento de las plantas de suelos agrícolas. Según explica el investigador del CREAF y del CSIC Josep Peñuelas, “cuando hay mucha concentración de CO2 en la atmósfera las plantas disfrutan este efecto fertilizante a corto plazo, pero, a largo plazo, en cultivos de arroz dejan de tener fósforo disponible y el suelo se empobrece, por lo que el crecimiento de las plantas queda comprometido”.
Como consecuencia, esto compromete la seguridad alimentaria en un contexto de crecimiento mundial de población donde el arroz desempeña un papel primordial.