La UE es un importante consumidor y comerciante de materias primas que desempeñan un papel considerable en la deforestación, como la carne de vacuno, el cacao, la soja y la madera. Las nuevas normas tienen por objeto garantizar que, cuando los consumidores compren estos productos, no estén contribuyendo a seguir degradando los ecosistemas forestales. La protección del medio ambiente en todo el mundo, en particular los bosques y las selvas tropicales, es un objetivo común de todos los países y la UE está dispuesta a asumir su responsabilidad al respecto.
El acuerdo provisional establece normas obligatorias de diligencia debida para todos los agentes y comerciantes que introducen y comercializan en el mercado de la Unión o exportan desde él las materias primas siguientes: aceite de palma, carne de vacuno, madera, café, cacao, caucho y soja. Las normas también se aplican a una serie de productos derivados, como el chocolate, el mobiliario, el papel impreso y determinados derivados del aceite de palma (utilizados, por ejemplo, como componentes en productos de cuidado personal). En el plazo de dos años se llevará a cabo una revisión para comprobar si es necesario incluir otros productos.
Los colegisladores han fijado como fecha límite de las nuevas normas el 31 de diciembre de 2022, lo que significa que solo se permitirá la entrada en el mercado de la Unión o la exportación de los productos que se hayan producido en tierras que no hayan sido objeto de deforestación o degradación forestal después de esa fecha.
El Consejo y el Parlamento han acordado establecer una definición de «deforestación» basada en una propuesta por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Asimismo, han establecido un concepto innovador para la definición de «degradación forestal», a saber, los cambios estructurales de la cobertura forestal, que adoptan la forma de conversión de bosques regenerados de forma natural y de bosques primarios en repoblaciones forestales y otras superficies boscosas.
Los colegisladores han acordado estrictas obligaciones de diligencia debida para los agentes, que estarán obligados a rastrear el origen de los productos que venden hasta la parcela de terreno en la que se produjeron. Al mismo tiempo, las nuevas normas evitan la duplicación de obligaciones y reducen la carga administrativa para los agentes y las autoridades. También añaden la posibilidad de que los agentes pequeños se apoyen en otros de mayor dimensión para la preparación de las declaraciones de diligencia debida.