Tras la pandemia por la COVID-19 y a pesar de que la sociedad parece haberse habituado a cierto grado de incertidumbre, la coyuntura econo?mica y social que atraviesa el planeta continu?a modificando nuestros comportamientos en mu?ltiples facetas de la vida diaria. No es de extran?ar por tanto que la encuesta de la Mesa de Participacio?n Asociaciones de Consumidores (MPAC), que analiza anualmente el comportamiento de los consumidores, refleje un cambio en sus ha?bitos de compra y consumo, incluso a niveles superiores a los detectados durante lo peor de la crisis sanitaria. Asi?, el 72% de los encuestados asegura haber cambiado dichos ha?bitos. De ellos, un 20% lo hace buscando mejores precios y un 21% opta por adquirir otro tipo de productos.
Adema?s, de acuerdo con dicho estudio, en el que han participado 3.500 familias de las 17 comunidades auto?nomas y de las 2 ciudades auto?nomas durante el primer semestre de 2022, este an?o los encuestados son ma?s conscientes del significado de la figura del consumidor vulnerable; aquellos en situacio?n de subordinacio?n, indefensio?n o desproteccio?n que les impide el ejercicio de sus derechos como personas consumidoras en condiciones de igualdad. De hecho, aunque hay diversas interpretaciones, se observa una relacio?n clara entre vulnerabilidad y renta, principalmente en entornos rurales y con niveles de estudios ba?sicos.
Asi?, el 38% que afirma sentirse vulnerable lo hace porque su nivel de renta es bajo (19%), despue?s acusan el impacto de alguna variable psicosocial (9%), el desconocimiento de las nuevas tecnologi?as (6%) o el nivel de formacio?n (4%). La vulnerabilidad por renta afecta principalmente a las franjas entre los 18 y 35 an?os y a los de ma?s de 65. Se ratifica el problema del entorno rural donde es mayor el desconocimiento del concepto y la sensacio?n de vulnerabilidad por el uso de nuevas tecnologi?as.
El etiquetado de los alimentos lleva an?os generando debate y siendo la "asignatura pendiente" de industria y administracio?n. Por un lado, por su relevancia para la salud del consumidor y por otro, debido a la exigencia de este de disponer cada vez de ma?s informacio?n sobre el producto que adquiere. En este contexto, la Encuesta Sobre Ha?bitos de Compra y Consumo 2022 de la MPAC revela que en 2022 ha aumentado el nu?mero de aquellos que admiten consumir productos una vez pasada la fecha de caducidad (67% frente al 59% en 2021). Parado?jicamente, un 66% considera que la fecha de caducidad es el concepto informativo ma?s importante de la etiqueta, seguido de la composicio?n/ingredientes del producto (55%). En tercera posicio?n aparece el precio (37%) desplazando al lugar de origen (28%) y a la informacio?n nutricional (26%).