La Encuesta de Población Activa (EPA) revela que el paro agrario afectaba a 137.000 personas en el primer trimestre, 17.800 menos que hace un año (11,5%). Se observa así la expulsión de población del sector. La población activa cayó en 97.300 personas, que buscaron oportunidades en otras actividades (el 9,9% de la población activa que había hace un año).
En términos trimestrales la reducción del desempleo agrario fue del 5,9% (8.600 personas paradas menos). Si tenemos en cuenta que el número de personas que trabajan en el sector cayó en cinco mil, la salida estacional de población activa es más que manifiesta, con una reducción del 1,5% respecto al cuarto trimestre de 2022 (13.600 personas activas menos).
La tasa de desempleo agrario quedó en el 15,5%, la más baja de los últimos años. La reforma del mercado de trabajo se sigue notando en el sector agropecuario, con una bajada anual de la temporalidad de 11,2 puntos, pasando del 50,8% al 39,7%. Otra seña de identidad del sector agrario es la desigualdad de género, pues entre las mujeres la temporalidad sigue siendo más alta que entre los hombres.
El 48,8% de las trabajadoras por cuenta ajena del sector tienen contrato temporal (el 36,9% de sus compañeros). Entre las mujeres la temporalidad se redujo 8,2 puntos y entre los hombres 12,1 puntos, fruto de la reforma laboral.
En un año el empleo agrario solo creció en cinco comunidades: Cantabria, Castilla y León, Galicia, Madrid y Navarra. El desempleo aumentó en Castilla-La Mancha, País Valencià, Murcia y Galicia.